reducir pérdida audición

Cómo reducir el riesgo de una pérdida de audición

Hoy en día, la pérdida de audición se está viendo incrementada incluso en las personas más jóvenes. Ya no es un problema aislado de personas de edad avanzada, sino que muchas de las causas de la pérdida de audición están asociadas al ruido excesivo. Por suerte, ciertos tipos de pérdida de audición se pueden prevenir gracias a métodos y recomendaciones que coadyuvan a reducir la pérdida de audición.

En muchos puestos de trabajo, los niveles de ruido a los que las personas están expuestos son demasiado altos. La sensibilidad al sonido puede variar en cada persona, pero la exposición prolongada a niveles de ruido superiores a 80 db puede desencadenar un daño permanente en nuestros oídos. Cuanto mayor sea el ruido, mayor será el riesgo de padecer pérdida auditiva. En estos casos, frenar la pérdida de audición resulta necesario desde el primer día laboral.

Por otro lado, si nos exponemos excepcionalmente a ruidos fuertes, pero de corta duración, también podemos experimentar pérdida de audición irreversible. Escuchar el disparo de un arma cerca de nosotros o el ruido de una explosión podrían ser dos ejemplos ilustrativos. No obstante, en estos casos, no nos damos cuenta de que la situación es suficientemente ruidosa para causarnos daño.

Recomendaciones para minimizar el riesgo de pérdida auditiva

Para empezar, debemos tener en cuenta que hay algunas profesiones que necesitan de un sistema de protección adecuado a su actividad, ya que el riesgo de pérdida auditiva es potencialmente elevado. Profesiones como bomberos, obreros, trabajadores de industrias y fábricas, músicos, camareros y DJ de discotecas o personal militar deben consultar qué tipo de sistema de prevención es el más recomendable para ellos con su correspondiente servicio de prevención de riesgos laborales. Lo más común es utilizar tapones para los oídos o auriculares que lleguen a recubrir la oreja por completo. Sin embargo, debemos reseñar que estos dispositivos solo funcionan como preventivo si se utilizan todos los días y de la manera adecuada.

Cabe destacar la conveniencia de realizar los debidos descansos después de la exposición a ruidos fuertes, al menos, mantenernos unas 18 horas en silencio para recuperar la audición normal.  En todos los casos, constituye una práctica saludable someternos a un adecuado examen de audición, como mínimo una vez al año, si nuestro trabajo nos expone a este riesgo.

Por otro lado, es importante minimizar los ruidos ambientales de nuestro medio. Muchos pequeños electrodomésticos de nuestro hogar superan el umbral de volumen seguro de 85 dB, similar al ruido del intenso tráfico de una ciudad.

Empezando desde el uso del reproductor MP3 y los auriculares, programados a un volumen del 50 % pueden llegar a emitir 101 dB. Se recomienda disminuir el volumen, utilizar auriculares que aíslen del ruido exterior (para evitar subir más el volumen) y limitar su uso a 1 hora al día.

En casa, es inevitable utilizar máquinas de café, licuadoras o batidoras. El ruido puede ser muy alto, llegando a superar los 80 dB. Colocar una toalla de cocina grande alrededor de estos aparatos, al menos en la base, nos ayudará a esquivar el ruido del motor.

Los secadores de pelo pueden llegar a alcanzar los 100 dB, teniendo en cuenta que los utilizamos muy próximos a nuestro sistema auditivo. Debemos rebajar el tiempo de secado y colocarnos tapones acústicos para evitar este riesgo. También es interesante adquirir modelos silenciosos o bajos en ruido.

Por último, no olvidemos el ruido excesivo de los lugares de ocio. Si acudimos a discotecas o bares, conviene realizar descansos cada hora saliendo del mismo local. Igualmente, es preferible evitar la cercanía de los altavoces, incluso en conciertos.

Si practicamos deportes de motor o realizamos labores ruidosas en casa, como el bricolaje, no debemos olvidar colocarnos la debida protección auditiva para reducir la pérdida de audición.

Dr. Martinez-Monche
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